
Nacidas y fundadas en la espiritualidad del Corazón misericordioso de Jesús, nos resulta espontáneo solemnizar la cotidiana fiesta, fieras en la experiencia de nuestro Fundador que quedó siempre fulgurado de la actitud de Dios que en Jesús, se hace pequeño por amor a nosotros y nos invita a imitar su mansedumbre y humildad. Todo aquello que Dios nos quería decir de si mismo y de su amor, lo depuso en el Corazón de Jesús y mediante este Corazón nos lo ha comunicado; a esta fuente de agua viva nos podemos acercar con confianza para quedarnos ahí y encontrar fuerza y reparo.La solemnidad del S. Corazón nos da también la alegría del inicio del noviciado de cuatro jóvenes: dos de Polonia y dos de Colombia. Cristo llene de sentido su existencia y les conceda la gracia de perseverar tras Sus huellas.
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