
Al centro de nuestra espiritualidad, el amor del Padre revelado totalmente en el corazòn de Cristo. Precisamente nuestra tarea principal es comtemplar el amor misericordioso del Corazòn de Jesùs y comunicarlo a los hermanos con las mismas actitudes con las que viviò y amò el Senor: la mansedumbre y la humildad.
Que esta solemnidad constituya un momento particular para retomar con entusiasmo y alegrìa esta noble tarea,empezando por la vivencia de la aceptaciòn y la misericordia hacia las Hermanas con las que compartimos nuestro camino de seguimiento de Jesùs.
Unidas en el corazòn del Salvador formamos un solo cuerpo y un solo espìritu.
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