Qué bueno ver a los hermanos vivir juntos

¡Qué bueno y qué tierno es ver a los hermanos vivir juntos! (cf. Sal 132,1); esta alegría y belleza nos fue posible saborearla el pasado diciembre, precisamente del 26 al 30, cuando nos reunimos las hermanas que trabajamos en las cuatro fraternidades en Colombia. La casa de Bogotá fue esta vez la sede del encuentro. Dos días fueron dedicados a la actualización sobre los consejos evangélicos que caracterizan nuestra forma de vida. Mons. Daniel Caro, Obispo de Soacha, de manera sencilla, clara y fraterna nos condujo la reflexión sobre la pobreza como permanente actitud de entrega, sobre la obediencia como el acto más grande de pobreza porque consiste en OFRECER LIBREMENTE LA PROPIA VOLUNTAD y sobre la castidad como el amor de elección que se recibe de Dios y se da a Él (amor de reciproca preferencia entre Dios y la religiosa). La tercera jornada la dedicamos a la peregrinación al Santuario de la Virgen de la salud de Bojacá, a pocos kilómetros de Bogotá, pasando, antes de regresar a casa, por donde los Benedictinos del Rosal. Aquí el abad nos acompañó en una visita dirigida por el monasterio.

El 30, las hermanas de Mogotes y Riohacha se fueron, pero aunque si estos días transcurrieron velozmente, permanece en todas la alegría de haber compartido nuestra vida, nuestras experiencias de gratuidad y de inconformidad, de haber nutrido nuestros vínculos fraternos y esperar el 2016 con la carga de esperanza de que la misericordia de Dios inunde nuestras relaciones y nos motive para contagiar a los demás con estos mismos sentimientos. De todos los corazones sale la alabanza a Dios por la alegría del encuentro. Hna. Bernarda