Una de las actividades más llamativas, fue la
procesión de la imagen de la virgen de los Remedios, en una embarcación por las
costas de Riohacha, acompañada de un grupo de pescadores, recordando el milagro
que de acuerdo a la tradición ocurrió el 14 de mayo de 1.663.
El pasado 14 de mayo, se tuvo una celebración
Eucarística oficiada por Monseñor Jairo
Jaramillo, primer Obispo de la Diócesis de Riohacha, y por supuesto nuestro
obispo Monseñor Héctor Saláh, con participación de varios sacerdotes,
feligreses y el alcalde de la ciudad.
De acuerdo a la tradición, y a documentos que
reposan en la Diócesis de Riohacha, la noche de un lunes 14 de mayo de 1.663,
una violenta tempestad azotó las costas de La Guajira, e invadió la ciudad de
Riohacha, destruyendo lo que en esa época se llamaba la calle de los plateros,
amenazando el resto de la población. Los pobladores en esos momentos de
angustia invocaron el auxilio de su patrona la virgen de los Remedios.
Fue así como sacaron en procesión la imagen, que
todavía se venera en el altar mayor de La Catedral. Afirma la tradición que al
llegar la multitud a la orilla del mar, un fuerte viento arrebató la corona de
la virgen y la arrojó contra las embravecidas olas, entonces las aguas
instantáneamente se aquietaron y el mar empezó a retroceder.
Esta es la versión trasmitida por la tradición, que
es la fuente de la historia, y está respaldada por el relato, jamás
interrumpido, de personas, como los riohacheros, que si por algo se han
distinguido es por su acendrado amor a la Virgen de los Remedios a lo largo de
los siglos y sin distinción de clases y de razas.
Además la refuerzan las frecuentes tempestades
marítimas y el avance del mar sobre la ciudad que obligó al Gobierno Nacional a
construir un tajamar que allí se encuentra; la existencia de la calle de los
plateros, ampliamente demostrada con los objetos de oro y plata elaborados que
todos los muchachos de Riohacha han recogido después que los equinoccios
dejados por las resacas y como argumento decisivo, las procesiones de la Virgen
del 14 de mayo sin faltar un solo año por la marina, es decir, en el lugar
donde se realizó el milagro.
Esta versión, a no dudarlo, es más poética y
hermosa muy explicable y que se ajusta más a la noción de la intervención
divina.
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